Bubisher HABLAR PARA SER

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Dice Nadhira Mohamed Buhoy (Nadhira hija de Lucháa) que el hasanía es “nuestra herramienta frente al mundo” (Planeta Futuro, El País). El hassanía, que solo se habla en el Sáhara Occidental y en Mauritania. Y de la misma manera Nadhira defiende el español (la lengua de los que nos colonizaron) para luchar desde la propia metrópolis por su cultura. Y hasta el “hassañol”, que mezcla las dos lenguas para la vida cotidiana a caballo entre las dos culturas. Olvidar el hasanía sería para el pueblo saharaui como enterrar su seña de identidad más poderosa y definitoria frente a los que defienden la entelequia de la marroquinidad del Sáhara Occidental. El hassanía no se escribe, y esa es tanto su debilidad como su fuerza. Lo intentó el poeta y erudito (y filósofo, y visionario) Chej el Mami, que redactó una gramática de hasanía con la esperanza de que hubiera un ejemplar en cada jaima nómada, para que no se perdiera en la arena del tiempo y el olvido. Cuando los monitores del Bubisher ayudan en las escuelas a los profesores de español, están dando todo el valor a las lenguas, a todas las lenguas, y por tanto al hassanía, la suya, la que jamás se debe perder. Así lo creía Antonio Pomares, que con una mano capitaneaba “Sáhara habla español” en los campamentos, y con la otra engrandecía la figura de Chej el Mami y su defensa del hassanía. Así lo cree Nadhira, así lo creemos nosotros. Hablar para ser.

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