Bubisher LUCHAR CONTRA EL ENEMIGO INVISIBLE

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Los refugiados saharauis de los campos yermos de Tinduf siguen sin registrar un solo caso de coronavirus, pero se han hecho muy conscientes del peligro que corren. Los campamentos son frágiles, y una chispa podría desatar un incendio letal entre su numerosa población de edad avanzada. A su favor, el uso del turbante y la mehlfa, la pulcritud de su cuidado personal. En contra, la escasez de agua y la presencia de plásticos, latas y residuos orgánicos en las dairas.

La campaña de recogida de basura en los cinco campamentos, en la que el Bubisher ha colaborado en todo lo que podía, ha sido ejemplar y el objetivo es que no sea un acto puntual, sino que se convierta en el nacimiento de un movimiento juvenil que centre su actividad en la lucha para mejorar el medio ambiente y contra el cambio climático, que es dramático allí. Con un mensaje muy claro hacia España, Europa, el mundo desarrollado: “Si no queréis que vuestros países se conviertan en un desierto como éste, luchad ahora que estáis a tiempo.”

¿Y ellos? Alternativas, soluciones, imaginación, voluntad. El ejemplo de las construcciones con botellas llenas de arena de Tateh Lehbib, al que llamaban “el loco de las botellas” ¡fantástica locura!, es toda una lección. Y la otra es la de la limpieza. Hace años ya, por las tardes, las mujeres de los campamentos capitaneaban con alegría y rigor la recogida de plástico y basura. Volver a aquel espíritu, no un día, sino todos, es un objetivo alcanzable. El año pasado, antes de la pandemia, desde Bubisher tratamos de lanzar una campaña nacional que implicara a todas las edades. Luego vino lo que vino. Pero el futuro comienza hoy. Y son los jóvenes los que pueden liderar un movimiento que sirva para su vida diaria, que reduzca los peligros de contagios, pero también para dar una lección al mundo. Una más de un pueblo ejemplar que tiene en la sanidad y la educación sus principales banderas.

 



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