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Los niños y niñas saharauis regresaron a sus hogares en la hamada argelina.
A pesar de regresar a uno de los desiertos más inhóspitos del mundo sus risas y sonrisas inundaron el aeropuerto de Zaragoza durante la tarde de ayer.
Vuelven a ver a sus familias tan importantes para ellos.
Vuelven cargados de regalos, ropas, alimentos y muchos recuerdos. Experiencias que seguramente tardarán en olvidar.
Después de casi dos meses donde se les ha hecho revisiones médicas, odontológicas y tratamientos en los casos necesarios, regresan bien alimentados y con fuerzas para encarar la dureza del clima del desierto.
Para algunos de los pequeños será su último año en este programa que termina alrededor de los 12 o 13 años.
Otros en cambio se van con la esperanza de más veranos divertidos que quedan por delante todavía.
La mezcla de emociones, el sentimiento agridulce que provoca para niños y familias recuperar la vida cotidiana.
Después de varias horas de espera, facturación, despedidas, risas y lágrimas el avión despegó sobre las 21 horas.
Quedaban varias horas por delante hasta llegar a su destino donde seguro estaban esperándolos con nervios y muchas ganas de abrazarlos.
Empieza una nueva etapa de intenso trabajo para preparar el próximo Vacaciones en Paz, 2020 en este caso, gestiones y contactos para que cuando llegue el momento cada niño y niña tenga una familia de acogida apropiada.
Muchas familias repetirán, para otras será el último año.
Sin duda una experiencia única y transformadora.
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